Cuando hace unos días mi jefe me comentó que quería que nuestra empresa fuese un lugar concienciado con el medio ambiente, el cambio climático y el reciclaje y que quería que yo estuviese al cargo de esta nueva iniciativa pensé en llevar este movimiento un paso más allá.
¿Y si reciclando ayudásemos, aparte de al medio ambiente, a mejorar la calidad de vida de muchos niños? Conseguir esto sería tan sencillo como recolectar y guardar todos esos tapones de plástico que desechamos de manera inconsciente prácticamente cada día.
La recogida de tapones fue un movimiento que comenzó a llevarse a cabo en 2011 cuando la familia de Iker, un niño bilbaíno, acudió a la Fundación SEUR para el transporte de los tapones de plástico que estaban recogiendo a nivel local con los que cubrirían los costes del bipedestador que necesitaba Iker.
Al ver que se cumplía el objetivo de Iker antes de lo previsto, Fundación SEUR decide abrir esta acción permanentemente expandiéndola tanto por toda España como por Andorra y Portugal.
Así nació el proyecto ‘’Tapones para una nueva vida’’.
Este proyecto tiene como objetivo promover en toda la sociedad la acción social unida a la acción medioambiental, así como ayudar a niños sin recursos a acceder a un tratamiento médico y facilitar los aparatos ortopédicos con el fin de mejorar su calidad de vida, entre muchos otros.
Fundación SEUR ofrece la oportunidad de colaborar junto a ellos a todas aquellas empresas que lo deseen siendo así un punto de recogida de tapones de plástico. Y nosotros no nos lo pensamos, nos tiramos de cabeza y nos pusimos manos a la obra a difundir esta acción entre trabajadores y clientes para que todos supiesen que con un pequeño gesto podemos cambiar la vida de muchos niños.
De este modo, desde aquí, con la mano en el corazón, os invitamos a recolectar todos aquellos tapones de plástico que tiramos a diario sin ser conscientes, así como a difundir este gran movimiento.
Hemos puesto un contenedor a la entrada de nuestra tienda con el fin de facilitarle a todo el que quiera un lugar donde desecharlos.
Un pequeño gesto puede cambiar muchas vidas.
Artículo escrito por:
Yesica Romero Gallardo, Copycreative en Hidralair