Dakar Legends 2018 #504
Martes 9 de enero
San Juan de Marcona- San Juan de Marcona
Hemos empezado la etapa mal y estresados.
Salíamos del campamento para iniciar el tramo de enlace de 100 km que nos separaba del inicio de la cronometrada. Siempre, nos acercamos a la salida con el suficiente tiempo para imprevistos y que nos revisen, como cada mañana, los instrumentos de navegación y seguridad, gps,Iritrak y sentinel.
Arrancamos el camión y hay algún problema con la dirección. Va muy dura y no regresa.
Nervios, prisas, carreras a por herramientas y el tiempo, implacable va pasando. Recogemos el cartón horario en nuestro minuto, justo a tiempo y sin penalizar.
Justo antes de llegar a la salida de la especial , en la playa, con spray lubricante y montando y desmontando, consiguen que mejore un poco pero no lo solucionan del todo.
Se anticipa una etapa dura de conducción.
Hoy largamos de dos en dos por la playa y nos ha tocado con un kamaz. La arena de la playa está blanda y pesada como…
Salimos a 1,5 bares de presión y con las largas.
Pregunto porque tan bajos y me dice el Checo que sólo es para arrancar, inmediatamente Lucas subirá a 2,5 bar
5,4,3,2,1 go!
Tatra ( Ales Loprais – Ferran Marco ) vs KAMAZ vs DeRooy
La estrategia funciona y conseguimos situarnos por delante del Kamaz. Casi 17 km de playa rumbo norte por delante, gas a fondo. Justo antes de abandonar la playa por la derecha conseguimos adelantar al japonés de Hino que arrancó en la fila precedente.
La etapa continua por una pista sinuosa y pedregosa, entre ríos secos al principio y más tarde a través de una valle angosto que nos conduce a lo alto de un cerro a 1600mts sobre el océano. Al llegar a la cumbre, malas noticias, hemos pinchado una rueda que nos demorará casi 15 minutos cambiarla porque Alex está agotado de brazos y nos ayuda poco al sufrido Lucas y a mi.
Reanudamos la carrera hacia la meta. Descendemos y al llegar al valle aparecen de nuevos la temidas dunas, cerca de 100km seguidos y uno de los tramos de dunas más largos jamás corridos en los 40 años de historia de esta alocada carrera.
Encaramos hacia arriba con ganas y determinación.
Al poco, el dialogo en checo entre mis dos compañeros de cabina se intensifica y solo los interrumpo para marcar el rumbo a seguir.
Cuando en medio de la especial habla Lucas, es que algo malo pasa, y efectivamente, se nos ha muerto el turbocompresor y la alegre cuadra se caballos que tenía bajo el trasero se ha convertido, sin la ayuda del turbo, en un puñado de mulas.
Sufrimos en cada duna, lo que hace un rato era un paseo se ha convertido en una pesadilla y en cada duna la incertidumbre se cierne sobre el Tatra, y el» neguit» se apodera de la cabina
– ¿Quedan muchas dunas? Preguntan
– Hasta casi el final.
Gotas de sudor caen por la frente del piloto, no ya solo del esfuerzo físico, sino de la tensión con la que aborda cada duna.
La navegación se complica por momentos porque donde antaño subíamos recto, ahora hay que surfear las dunas en busca de la trazada menos difícil. Avanzamos sin detenernos pero el ritmo ha bajado considerablemente.
Coronamos el erg y enfilamos hacia abajo, dirección al pacífico y al final de la etapa.
Un wps se nos resiste. Una docena de vehículos damos vueltas en círculo intentado entrar en el radio de 300 mts que valida el way point. Avanzamos un poco más y beep, cazado.
Encaramos el morro del Tatra hacia el cap y continuamos.
De repente, un paso inclinado en el que entramos demasiado confiados, Alex abre gas pero el tatra, sin el turbo es lento de reacción y se desplaza, lenta, pero inexorablemente hacia el abismo.
A cámara lenta, el camión pierde el equilibrio y se inclina hacia la derecha. El golpe queda amortiguado por la blanda arena que nos recibe.
-Para el motor, le digo al piloto que tarda unos segundos en reaccionar.
– ¿ estáis bien?
– Ok, salgo, me suelto yo primero, digo.
Y es que los usuales de estos percances, sabemos que, antes de desatarte el cinturón, hay que estudiar donde estás y hacia donde te va a arrastrar la gravedad. Es decir, miras donde está el suelo, te sujetas bien y luego te sueltas. De lo contrario, se pasa a comprobar de manera empírica, y a veces dolorosa, la teoría de la pera madura. Te sueltas y caes, como una pera del árbol, sobre el que tienes debajo, en este caso Lucas.
Salimos por la puerta del piloto y de un salto a la arena.
El vuelco, aunque suave es grave, porque está en una pequeña cubeta de difícil acceso para otro camión y además con poco lugar para maniobrar.
Pasan los minutos y las horas, y cada vez quedan menos camiones que nos puedan ayudar.
Aparece Steven, un Belga con el que compartimos equipo hace 3 años, con Man, que lleva de mecánico a Jan, el que fuera nuestro tercer miembro de cabina el año del Man, y Charly, el que fuera copi de Tibau en los dakares africanos.
Intentamos desplazar la trasera del camión tirando desde la duna de atrás empalmando eslingas pero no lo conseguimos.
Recogen,…
Al poco, y cerca ya del atardecer, llegan 2 camiones más, y esta vez, encabezados por el alemán Mathias, conseguimos, primero tirando con dos camiones desplazar el culo, aun a riesgo de dejarlo sobre el techo, y luego, desde el otro lado, ponerlo de nuevo sobre las 4 ruedas.
Oscurece cuando los tres camiones nos dejan solos en las dunas,
Al poco, un cielo estrellado nos acompaña. Una sensación de paz, solitud y silencio nos embarga.
Insisto en poner en marcha el camión, un par de horas de trabajo, y sino quiere asumir riesgos y acabar las dunas de noche, parece lo más sensato, por la mañana, en cuanto salga el sol, arrancar y acabar la etapa para salir de nuevo, pero este razonamiento no está en la mente del piloto que, si no tiene opciones de podio, poco le interesa ya la carrera.
Así que tras cenar una bolsa de quicos de maíz, cada cual se acurruca a pie de duna y a dormir. Debido al gran esfuerzo físico de arrastrar las pesadas y largas eslingas duna arriba y duna abajo, caemos rendidos en segundos.
Al rato me despierto porque hace frío y pese a vestir la ropa ignífuga y el mono, la brisa del desierto es fría.
Así que me subo al camión, cierro las ventanas e intento dormir en el asiento, lo que al estar el camión un poco inclinado hacia la derecha se hace bastante incómodo. A pesar de la incomodidad y el frío consigo dormir unas horas hasta el amanecer.
Con la salida del sol, Lucas se activa y empieza a intentar arrancar el camión. Ha de desmontar un inyector y el turbo, para hacer girar el motor a mano y desplazar así el aceite que ha quedado dentro de los cilindros para que al arrancar el motor la compresión de ese aceite no reviente el motor.
Nos lleva un rato, pero finalmente el potente caterpillar ruge de nuevo tosiendo nubes de humo negro y blanco según va quemando diesel o aceite hasta que el ronronear del motor se serena y el petardeo del motor cesa.
El camión ha resucitado. Recogemos y nos ponemos en marcha.
A los pocos minutos el beep del Gps nos recuerda que estamos sobre el trazado y de repente suena el teléfono de la organización.
Nos llaman desde el PC course de París y nos piden que paremos unos minutos porque vamos a entrar en la zona de carrera y nos encontraremos las motos de cara.
Estamos un rato detenidos hasta que nos indican que podemos continuar.
Al poco, desde el teléfono consigo localizar una pista que nos lleva directamente a la carretera panamericana que recorre el Perú de norte a sur. Alcanzamos la carretera y al poco localizamos la asistencia que nos espera.
Un último intento de reengancharnos porque excepcionalmente han alargado la hora se salida hasta las 11:30 y podríamos llegar. El piloto pero no está muy por la labor así que aqui acaba este dakar que empozó bien y fue en decrépita progresión.
Hasta la próxima. O no
Gas i xampany!!!
@ferran.marco